Un águila mirándonos desde el cielo, un buen hueco en la cadena humana esperándonos en Durango, un día transparente y luminoso, una rotonda que nos recuerda el círculo que hemos estado compartiendo todo el fin de semana con compañeros de Granada, Toledo, Valencia, Burgos…ver a mi gente de Catalunya formando parte de la cadena de vuestro pueblo, una cadena que a derecha e izquierda se pierde en el infinito, pero que mirada de cerca, os conozco a todos…y el impulso hace correr a Joan a pedir prestada una bandera catalana y todos los recién conocidos lo aplauden mientras corre con ella. Aplauden al que también honra su pueblo, aunque sea otro, y lo expresa como ellos.
Y todo ha sido un regalo llegado de la decisión de ir juntos, tomada a pesar de nuestros egos, abrazando nuestras resistencias y nuestros complejos. Yo he pagado también con parte de mi ego para encontrar ese nosotros que anhelamos en nuestro corazón. Hoy estoy en la cadeneta, más ligera de equipaje con todos vosotros, aunque un nudo en la garganta no me permite partirme el corazón en dos. Se lo ofrezco a mis padres, de quien lo tomé, y así, poco a poco más abierto, más blando, puedo fundirme un poco más en el grupo, en la cadena, en mi familia…y en la medida en que me hago un poco más pequeña y me siento formar parte, no necesito un espejo tan grande para verme…
Ana Mauri