RETIRO ARTZENTALES AGOSTO 2014
Un viaje hacia el interior de uno mismo, donde uno no tiene la excusa del otro para proyectarse: estás solo, rodeado de ti mismo, de tus vacíos y de tus miedos, cara a cara con tu luz y tu oscuridad.
Un viaje a través del tiempo: me he sentido niña abrazada a la fuerza enraizada del árbol, sintiendo a la tierra a través de su tronco. Y me he sentido anciana, como si hubiese envejecido treinta años en un día, como si cargara con el peso de muchas existencias. Me he sentido renacer expuesta al sol, desnuda y penetrada por su luz y su calor, tras haberme vivido en la penumbra y la humedad del bosque, como se vive el feto en el útero materno.
Un nuevo silencio, transitando primero el ruido interno de los pensamientos, la ceguera mental, los parajes desérticos del alma… como un explorador transita la selva, al acecho de todos los peligros, las trampas, haciéndose paso tras la vegetación, hasta encontrar una apertura al horizonte, una visión, el corazón….
Y desde ahí el gran regalo: el reencuentro con la comunidad, que nos recibe con los brazos abiertos, sintiendo su amor, su apoyo, su respeto. El corazón se abre y se hace uno con todos, te disuelves y sientes esa gran felicidad, esa mezcla de dolor y alegría profunda, esa plenitud que te da el espíritu de LA UNIÓN, el espíritu de Amalurra.
Este es el sentido de mi retiro, esta es mi visión tras la búsqueda de tres días en la soledad del bosque, este es el gran regalo que quiero guardar en mi corazón para siempre, para que me alimente en mi diario vivir, para que nunca me olvide cómo uno se vive en conexión.
Una semilla plantada en mi interior que va creciendo día a día, a medida que la cuido, la riego, me entrego.
Una nueva mirada, más limpia, más completa, más comprensiva.
Un reto diario, una esperanza, un compromiso de seguir explorando, reencontrándome en mi luz a través de mi sombra.
Nuria Pinna