Me coincidió en casa. ¡Qué alegría!
Celebrar la luna llena fue una de las primeras prácticas de los círculos de mujeres que organicé allá por los años 90, con la intención de despertar a lo femenino sagrado. En Amalurra Artzentales (Bizkaia), cada luna llena, las mujeres nos reunimos alrededor de un fuego en el tipi de la comunidad. Y lo hacemos de una manera muy sencilla y reconfortante. Comenzamos con algunos cantos y, después, abrimos un espacio, un círculo de palabra, para compartir desde el corazón surgen palabras de agradecimiento y a veces bailes. Cerramos la noche con un pequeño picoteo de dulces.
El propósito es celebrar la conexión de la mujer con la luna, astro, que representa la esencia de la conciencia femenina, lo creativo, lo instintual y el inconsciente frente a la conciencia y a la razón. Por ello, procuramos crear una oportunidad de conexión con el alma de nuestras ancestras, con la sabiduría y la creatividad femeninas en un espacio sagrado y protegido por la presencia dela Madre Tierra, Amalurra, a fin de reequilibrar el aspecto femenino con el masculino.
Este 21 de agosto fue un encuentro diferente al de otras ocasiones, porque invitamos también a los hombres a participar. Habitualmente, ellos se reúnen las lunas nuevas. Pero, esta vez, sentimos el impulso de unirnos y compartir todos juntos, alrededor del fuego, rezos, palabras, deseos e intenciones.
Además, esta vez tuvimos dos invitados especiales: Carlos Orellana y Raquel Ampudia, quienes acuden a Amalurra desde hace tiempo y siempre nos sentimos honrados y agradecidos de recibirlos. Ambos trabajan en Espacio Mandala (Vitoria-Gasteiz), un espacio concebido para acoger y permitir el libre desarrollo de métodos, enseñanzas y actividades que nos invitan a conectarnos, de forma individual o grupal, con el camino o proceso del reencuentro con el sincero y auténtico bienestar.
Raquel y Carlos nos hablaron acerca del bastón sagrado que trajeron desde Perú para entregarlo en el 8º Encuentro del Círculo Sagrado de Abuelos y Abuelas Sabios del Planeta al que me invitaron a participar representando a Euskal Herria. Fue un honor recibir esta invitación. Hace 21 años, en estas mismas fechas, participé en el décimo Pachacutec, una ceremonia que se celebra cada 500 años, en tierras peruanas, con indígenas del norte, sur y centro del continente americano. En dicha celebración, se conmemoraba el fin de 500 años de oscuridad y el comienzo de un periodo de fraternidad y armonía entre los pueblos. Fue un encuentro inolvidable para mí. En aquella ocasión, me nombraron depositaria del perdón que simbólicamente le concedían a España por los años de conquista. Fue entonces cuando correspondí este acto de generosidad invitando a nuestro pueblo a un grupo de indígenas que habían participado en el Pachacutec.
Ahora, después de 21 años, se está produciendo el 8º Encuentro del Círculo Sagrado de Abuelos y Abuelas Sabios del Planeta entre líderes de las tradiciones indígenas americanas y líderes europeos. En tan sólo 21 años podemos apreciar el recorrido realizado en pos de esta armonización entre los pueblos. Por ello, me siento feliz de poder participar y compartir los hallazgos de mi camino en dicho encuentro.