Recientemente, supe de la existencia de una organización llamada HUB Oakland con la que me siento en total resonancia por ser una plataforma social que promueve el despertar de la conciencia para avanzar hacia un nuevo paradigma social. Sus promotores la definen como un proyecto que es -a partes iguales- un espacio inspirador de trabajo en equipo, una incubadora empresarial y una comunidad de personas comprometidas socialmente. Con más de 50 franquicias repartidas por todo el planeta, HUB cuenta ya con 6.000 miembros que hacen posible que este proyecto cultive, apoye y conecte a personas que se sienten atraídas por el propósito de encontrar soluciones pioneras para conseguir un mundo sostenible y equitativo.
Para hacer realidad este sueño, HUB ofrece un espacio de encuentro en el que cualquier persona puede llevar una idea, un impulso o un proyecto que esté en sintonía con el propósito mencionado. HUB proporciona los programas, la diversión y la emoción que permiten mejorar esas ideas y alimentar el espíritu. Esta es una oportunidad de conocer a otras personas con ideas afines que abre una gran vía de enriquecimiento compartido.
HUB apoya cualquier iniciativa que suponga caminar hacia un cambio que no surge del enfrentamiento ni se sostiene en el juicio, sino en la empatía y compasión por las actitudes que el otro nos refleja. Para ello, HUB propugna una serie de valores como la autenticidad, la inclusión radical de todas las voces y perspectivas, la creatividad y expresión, la colaboración, la inspiración, el respeto, la reciprocidad y la efectividad, que consiste en compartir capacidades y recursos para crear un mundo mejor. En este sentido, me es grato constatar que la construcción de la Nueva Sala de encuentros en Amalurra está en sintonía con este tipo de iniciativas, pues comparte el mismo objetivo de favorecer un impacto social.
Dentro de las conferencias que HUB organiza, el domingo 27 de octubre acudí a escuchar a Charles Eisenstein, profesor, orador y escritor que se centra en temas de civilización, conciencia, dinero y la evolución cultural humana, como en su libro “Sacred Economy (Economía Sagrada)”. Charles es Licenciado por la Universidad de Yale en Matemáticas y Filosofía, materias que le llevaron a desarrollar la razón y el intelecto pero que no le acercaron a nada que realmente le importaba.
Después de graduarse, fue a Taiwán, aprendió chino y pronto trabajó como traductor. Pasó la mayor parte de sus 20 años allí, donde se educó ampliamente en las tradiciones espirituales orientales. También leyó vorazmente libros sobre salud, nutrición, globalización, física y biología. Ya casi en la treintena, entró en un largo período de intensificación de crisis al no soportar trabajar en algo que no le importaba. Así, inició un largo periodo de búsqueda. Fue profesor de yoga, aprendió sobre hierbas y enseñó ciencia y tecnología.
En un momento, su viejo mundo se disolvió y entró en una crisis de salud, matrimonio y dinero. Ante esta situación, se vio forzado a dejar una "vida bajo control". Reconociendo su impotencia, aceptó ayuda y descubrió que un universo generoso siempre ha satisfecho sus necesidades de manera inesperada. Dice que nunca ha hecho mucho dinero, pero se ha hecho en rico en conexiones con otras personas.
Además de escribir libros y ensayos, da conferencias, tanto en congresos y eventos más pequeños que satisfacen su necesidad de interactuar con gente real, cara a cara. Su próximo libro versará sobre el poder creador de los mundos de los cuentos e historias y cómo, a nivel personal y colectivo, podemos ejercer ese poder para participar en la construcción de un mundo más hermoso.