El viernes 18 de octubre, acudí a un Encuentro de "Foro Indígena" organizado por Bioneers, una organización sin fines de lucro que lleva 24 años proporcionando a innovadores sociales y científicos una plataforma en la que compartir soluciones inspiradas en la naturaleza para afrontar los desafíos ambientales y sociales más apremiantes del momento.
La conferencia que quiero compartir forma parte del programa del Foro indígena presente en Bioneers. Su título: Madre tierra–Padre cielo: Voces del espíritu! El objetivo primordial: dar a conocer la perspectiva indígena con respecto a su conexión con la Madre Tierra. La charla estaba organizada por Tom B.K. Goldtooth (Dine’Dakota), Director Ejecutivo del Indigenous Environmental Network. Los ponentes: Eddie Benton-Benai(Anishinabe), Gran Jefe de los Tres Fuegos Midewiwin Lodge y Mona Polacca (Hopi y Havasupai Tewa), abuela estadista indígena del Consejo Internacional de las 13 Abuelas Indígenas.
Mona Polacca comenzó hablando sobre la conexión indígena con la naturaleza, con sus orígenes y con las enseñanzas de sus ancestros, quienes han ido transmitiendo de generación en generación
instrucciones claras para respetar toda fuente de vida. Esta abuela indígena se centró en el elemento agua, el primero con el que el ser humano entra en contacto en el útero de su madre. Para su tribu, el agua es una medicina. Por ello, nos instó a tratarla con respeto porque a través de ella, recibimos la vida. Por otro lado, enfatizó la necesidad de regresar a nuestra conexión sagrada conla Tierra. Asímismo, nos transmitió retazos del conocimiento de sus antepasados, quienes le enseñaron acerca de la función de cada individuo sobrela Tierray de la influencia que cada uno de nuestros actos ejerce sobre los demás.
El jefe Eddie Benton-Benai comenzó su ponencia con un rezo, cuyas palabras transcribo literalmente por su profundidad y sabiduría. En primer lugar, invocó la presencia del espíritu con nosotros en este acto en el que se iba a hablar de las cosas sagradas de la vida. Su rezo decía así:
“Creador, Gran Padre espíritu, permite que te pidamos que estés con nosotros aquí, mientras nos reunimos en paz, de una buena manera, para escucharnos los unos a los otros, para compartir y apreciar todo lo que tenemos y para recordar quiénes somos. Siguiendo las enseñanzas de mi abuela y mi abuelo, estoy de pie sobre la Tierra, la misma por donde caminaron nuestros ancestros, jugaron los niños y se cantaron canciones; donde se rezaron oraciones, donde la esperanza de la paz, el amor y la energía prosperaron y donde la ge
nte vivió en paz y armonía con los árboles, las colinas, la hierba, las flores y todo lo que hay en la creación. Sabemos que todo lo que hay en la creación es sagrado. Sabemos que el agua es sagrada. Sabemos por nuestras enseñanzas que a las mujeres se les dio la responsabilidad del agua porque son ellas las que dan la vida y el agua es la que nos sostiene. Sabemos por nuestras enseñanzas que los hombres tenemos la responsabilidad de cuidar del fuego y de no utilizarlo como arma de guerra. No se nos dieron instrucciones para crear bombas nucleares ni para hacer guerras ni para odiar a otras personas. Esa no es nuestra responsabilidad. Nuestra responsabilidad es mantener la paz, estar en paz con la Tierra y con los animales y enseñar a nuestros hijos que el deseo del Creador es la paz, no la guerra ni la devastación. Él no nos dijo que quitáramos nada a nadie, sino que diéramos al igual que se nos dio a nosotros. Para recordar esta tierra sobre la que caminamos y a los que llegaron a ella hace 50,000 años, les enviamos nuestras oraciones y agradecimiento por lo que nos dejaron. Vamos a rezar para que nuestros hijos y las siete generaciones siguientes tengan agua limpia que beber. Vamos a rezar para que las siguientes siete generaciones reverencien esta tierra y sepan que es sagrada”.
Después, nos instó a recordar y a escuchar que no nos queda mucho tiempo ni tampoco mucha agua. Vaticinó que pronto desaparecería el agua pura del planeta si permitimos que las multinacionales la controlen. Pidió piedad al Creador por el ansia humana de tomar por la fuerza todo lo que vemos y deseamos. Pidió ayuda a los ancestros para respetar la sacralidad del agua, del aire y dela Madre Tierra.Avisó que esta se defenderá por el dolor que le hemos infligido y comenzará a recordarnos su poder. Prueba de ello, apuntó, es quela Tierraya ha empezado a sacudirse en lugares donde nunca antes lo había hecho.
“Por eso”, dijo dirigiéndose al Creador, “venimos a este lugar con la esperanza de que podamos hacer desaparecer la palabra ‘yo’ y aceptar la palabra ‘nosotros’”. Tras estas palabras, agradeció al espíritu por habernos escuchado y terminó su rezo.
Este jefe indígena remarcó que se está cumpliendo la profecía acerca de un nuevo pueblo que traería esperanza porque rechazaría el odio y el racismo y escucharía a los ancestros y se preguntaría acerca de su identidad. Se refirió, en este sentido, a los jóvenes que están empezando a volver a la sacralidad dela Tierray nos instó a unirnos a ellos. Así mismo, hizo una llamada para conseguir que el sistema educacional enseñe sobre la sacralidad del agua y el respeto por otras maneras de ver. “Se nos ha enseñado”, dijo, “a no mirar, a no preocuparnos por nada” y enfatizó el hecho de que tenemos que crear la comunidad del “nosotros”, pues esa es nuestra única esperanza para sobrevivir.
Al finalizar el acto, todos los presentes fuimos invitados a acudir a la mañana siguiente a una ceremonia de bendición del agua.